MINDFULNESS LII: DOLOR VERSUS SUFRIMIENTO

DOLOR VERSUS SUFRIMIENTO

Por Beatriz Santos Dieguez

“Nadie puede librar a los hombres del dolor, pero le será perdonado a aquel que haga renacer en ellos el dolor para soportarlo” 
(Selma Lagerlof)



Dolor, sufrimiento.
Dos términos, que frecuentemente tratamos como sinónimos, sin embargo, el dolor forma parte de la vida, y por tanto, es importante diferenciarlo del sufrimiento, que siempre es una opción.
Desde la perspectiva de las terapias, entre las que Mindfulness constituye una magnífica herramienta, el dolor es algo con lo que se puede trabajar y puede ser una profunda experiencia que nos permita  crecer.
El dolor tiene un componente sensorial al que denominamos sensación.
Las sensaciones del dolor corporal son señales que siempre tratan de comunicarnos algo, y,  por consiguiente, debemos reconocer y respetar el mensaje que intentan transmitirnos.
Existe un dolor que podemos llamar fisiológico  cuyas señales se producen y proceden del cuerpo, pero sabemos que existe otra clase de dolor, al que podemos denominar emocional y/o espiritual cuya manifestación también puede ser a través de sensaciones corporales pero, sin embargo, no procede directamente del daño ejercido sobre una función fisiológica, aunque puede acabar dañando alguna parte de nuestro cuerpo.
En muchas ocasiones percibimos una sensación dolorosa por algo desagradable que nos ha ocurrido. La mente lo va a interpretar como algo malo, nocivo, y reaccionamos con rabia, ira, resentimiento, aversión… en lugar de intentar comprender. Esto es lo que va a generar sufrimiento.
Es un sufrimiento generado por la mente, por no saber relacionarnos con las sensaciones dolorosas, añadiendo dolor al dolor.
El sufrimiento es el producto de la “no aceptación de los acontecimientos tal como estos son en el momento presente”.
Al igual que la fiebre es una señal de que en alguna parte de nuestro cuerpo existe una infección, el dolor, en muchos casos, constituye una señal de advertencia.
Cuando nos lastimamos, por ejemplo, un dedo mientras estamos golpeamos un clavo, al recibir el golpe, el dolor que sentimos tiene una función fisiológica, que es indicar al  Sistema Nervioso que una zona del organismo está expuesta a una situación que le puede provocar una lesión. Si no sintiésemos el dolor seguiríamos golpeando en el mismo lugar y finalmente la lesión acabaría produciéndose.
El impacto del golpe produce dolor, el cual funciona como señal, indicándonos que hemos de tener cuidado al seguir golpeando. Si obviamos esta señal el dedo acaba totalmente destrozado.
El lenguaje del cuerpo es claro, muy claro, pero empieza siendo sutil, comienza con pequeñas señales.
Mindfulness del cuerpo va a permitir que vayamos captando esas señales sutiles al comienzo, pero  a medida que practicamos van siendo más claras.
Adentrándonos en nuestro cuerpo mediante la práctica  y siendo conscientes de las sensaciones que se producen en él, iremos reconociendo que es lo que está ocurriendo, de donde provienen  y que intenta indicarnos.
La manera de no caer en el sufrimiento es reconociendo las diferentes tendencias de la mente. Cuando aparezcan las sensaciones, así como los pensamientos, dejarlos estar, sin intentar cambiarlos, sin intentar cambiar nada de lo que está sucediendo, ser simplemente un Observador desapasionado pero curioso.
Hoy no voy a introducir práctica.
Motivo: Es importante que nos familiaricemos con  estos dos términos para que cuando la próxima práctica llegue la realicemos con plena conciencia.

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