Práctica Mindfulness II
Mindfulness II: Práctica
Por
Beatriz Santos
Cómo os adelantamos en nuestro anterior post de fecha 12 de abril (ver), vamosa desarrollar una pequeña práctica
La
POSICIÓN es muy importante, por ello daremos unas pautas introductorias:
Comencemos
por encontrar un lugar donde podamos estar tranquilos, desconectemos nuestros
móviles (celulares), avisemos que durante ese tiempo no nos interrumpan y busquemos una posición donde podamos estar
cómodos, pero alerta.
También podemos sentarnos en una silla, si así lo preferimos. Si nuestra elección es la silla y esta tiene respaldo, tratemos de retirar la espalda del mismo (la inclinamos levemente hacia delante) pero de tal manera que esta esté sin tensiones (la posición de los hombros es muy importante), nuestra barbilla levemente inclinada hacia abajo, en línea con el esternón. Nuestros glúteos deberán estar cómodamente posados sobre el asiento y nuestros pies bien anclados al suelo. Las manos deben estar apoyadas sobre nuestros muslos, por ejemplo, en una posición también cómoda, pero alerta. La altura de la silla debe permitirnos que nuestros pies lleguen, sin esfuerzos, al suelo para poder posarlos.
Aunque habrá ejercicios, que practicaremos en
posición de tumbados (en una colchoneta,
por ejemplo) sin necesidad de que sea un afección lo que nos lleve a esa
práctica, también puede darse el caso de que algún malestar pasajero o crónico
nos impida las posiciones recomendadas
anteriormente (postura tradicional de meditación o sentados en una silla) en
cuyo caso podemos practicar, éste y el
resto de ejercicios, en la posición de tumbados, en la cama. Lo único a tener
en cuenta es procurar no dormirnos durante la práctica (debemos tener presentes
que el estar alertas-calmados es fundamental en la práctica Mindfulness). En
este caso la posición de tumbados es boca arriba, los brazos separados del
cuerpo y las palmas de las manos hacia arriba, las piernas también conviene que
estén separadas.
Comenzamos:
Cierra suavemente los ojos, permanece sentada durante unos minutos (entre tres-cinco). No pasa nada si un montón de ideas vienen a tu mente, por ahora, simplemente deja que vengan y se vayan solas, pero observa lo que se siente permaneciendo en calma. Quizás hayas sentido la necesidad de “hacer algo” de concentrarte en algo, de mantenerte ocupado de algún modo. No te preocupes. Es beneficioso, incluso en estas primeras etapas, el darse cuenta del hábito de desear hacer algo todo el tiempo.
¿Has visto? Esta práctica sencilla dura solo unos
minutos, tres-cinco minutos.
Estamos comenzando a entrenar
nuestra mente, al inicio de nuestro camino. Simplemente emprendamos a
andarle sin prisas, sin expectativas, sin juicios, pero con asiduidad. Durante dos semanas
practica diariamente este ejercicio. Aunque la primera hora de la mañana, antes
de iniciar tus actividades habituales, es la más recomendable, si te es difícil ,
busca la hora del día en que te sea más apropiada.
Si quieres, ve introduciendo un
poco más de tiempo en la segunda semana, dos minutos más por ejemplo.
Comentarios
Publicar un comentario