Mindfulness XXXII: MEDITAR DESDE LA PRÁCTICA MINDFULNESS

MEDITAR DESDE LA PRÁCTICA MINDFULNESS

Por Beatriz Santos


                        La respiración une al hombre con la creación  
(Paramahansa Yogananda[1], Maestro hindú)

La práctica Mindfulness tiene una vertiente que es puramente una técnica, una técnica de concentración en la respiración, y otra vertiente que es darse cuenta de la capacidad sabia de poder vivir el presente, el aquí y ahora como el único momento real.

Recuperar la conciencia de la respiración es retomar las riendas. Y ello requiere de una práctica continuada que nos proporciona la experiencia que da paso al conocimiento.
En teoría, lo más sencillo del mundo es respirar.
Pero esto es en teoría, porque en momentos de estrés perdemos conciencia en la respiración, que se hace irregular y nos impide procesar la experiencia.
La respiración es una herramienta sumamente poderosa, a nuestro alcance, que tomada como ancla y, a través de la práctica, irá reconciliándonos con nosotros mismo, sin demasiado esfuerzo.
Tomar posesión de la respiración, y al mismo tiempo dejar que la respiración nos tome como una madre toma a sus hijos en sus brazos, es regresar a la simplicidad de lo esencial: Inhalar y Exhalar, tomar-dar a un ritmo tranquilo y continuado. Un ritmo amoroso y vital.
En toda respiración, y a través de la práctica, iremos percibiendo unas pausas,  gracias a las cuales  podemos tomar distancia de lo que sentimos y/o vivimos.
Meditar desde la práctica Mindfulness es desarrollar la capacidad de entrar en mayores espacios de integración mente-cuerpo: es la capacidad de estar presentes en el presente.
 Es la capacidad de ir percibiendo los opuestos como complementarios y no como contrarios.
Es la capacidad de hacer por momentos, que las cosas sucedan tal como son, sin juzgar, sin modificar, sin cambiar.


No se trata de manipular la respiración.
Se trata de darnos cuenta, entre otras cosas, del espacio que ocupa en cada uno de nosotros el aliento, de cómo nos relacionamos con éste.
Se trata de percibir si este espacio (estas pausas que se producen entre cada inhalación y cada exhalación) nos conecta con nuestra capacidad de apertura hacia la vida sin temor, o bien con la angustia de respirar.
Y… si es así, si al respirar nos encontramos como en una terrible paradoja que nos indica que nos falta el aire cuanto más aire queremos atrapar, si de pronto nos vemos inmersos en lo que parece más una lucha por sobrevivir que unas simples respiraciones conscientes, esto nos está indicando que en algún lugar de la travesía de la llamada memoria corporal (que la respiración ha puesto en marcha) quedó atrapada una información de angustia.
Pero es solo eso: un nudo que cuando se deshace nos muestra lo que encerraba: el impulso de vivir.
Cuando algo nos impacta o nos asusta, nos quedamos sin respiración. Sin aliento.
Cuando nos encontramos en un momento crítico en nuestra vida, un momento de cambio, de transición, cuando perdemos algo o nos separamos de alguien, podemos evocar una situación anterior traumática parecida, con la oleada emocional subsiguiente.
Retenemos el aliento como si de alguna forma, al activarse algún recuerdo de alguna otra situación traumática inicial, el retener el aliento y la vida nos proporcionarse el no sufrir, pero en realidad estamos construyendo una débil coraza que mientras nos crea la ilusión de separarnos de los golpes que recibimos,  nos imposibilita dejar pasar la misma vida.

Hacer consciente la respiración supone muchas veces poder traer a la superficie, es decir, darse cuenta de la respuesta automática del Yo-Somático[2] (el principio del ser) que es el espacio que primero registra las impresiones traumáticas, pero también gracias al que sobrevivimos y vivimos y nos entusiasmamos, sentimos, intuimos, danzamos y sentimos el amor del corazón.
 El Yo-Somático, es el nido donde se incuba, crece y explota el torrente de la vida en nosotros. Está conectado con el latido del universo. Y necesita respirar.

 La respuesta automática viene dada muchas veces a partir de un patrón corporal y postural que se defiende, y que la respiración puede deshacer.
En nuestra civilización cada vez se ha ido arrinconando más el Yo-Somático, en aras del Yo-Cognitivo, que usa la lógica y la razón para explicarse.

Para que el equilibrio entre ambos se sostenga, para que vivamos el ser completo que somos, para que el Yo-Cognitivo explique y canalice al Yo-Somático, la respiración es un estupendo puente de comunicación entre ambos[3].

Video Mindfulness: ejercicio con atención a la respiración

 Os deseo una feliz semana, plena de salud, que conseguiréis con unos buenos hábitos en vuestra respiración, ya que de ella depende vuestra vitalidad (aumentando vuestra resistencia) y el veros libres de enfermedades.
Termino hoy con una frase de Stephen Guilligan que resume todo lo expuesto: Nada afecta tanto a la conciencia como la respiración.

POST CRONOLÓGICOS SOBRE LA LÍNEA TEMÁTICA:



[1]  Yogui y gurú hinduista, propagador del yoga en occidente.
[2] Stephen Guilligan
[3] La sabiduría de la respiración, Gema Vidal Santos, 2010

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