MINDFULNESS XXX: LOS CANNABINOIDES. LA CARA AMABLE

MINDFULNESS XXX. LOS CANNABINOIDES.
LA CARA AMABLE: POSIBLES EFECTOS TERAPÉUTICOS

Por Beatriz Santos


Los humanos somos la única especie del reino animal que empleamos la planta Cannabis sativa, de la que se obtienen una serie de derivados que han sido utilizados desde la más remota antigüedad para la producción de fibras y semillas y para sentir sus efectos euforizantes.

En un post anterior (concretamente en el post XXVIII) abordé algunos conceptos que pueden ayudar a comprender la acción de las drogas. 
Aquí y hoy trato de ampliar este campo con la intención única y exclusiva de facilitar la comprensión de ciertos mecanismos, con la total seguridad de que no vais a confundir el uso con el abuso y sobre todo con la adicción, sino que estas pinceladas van a poder dar una idea de los peligros que todo uso sin control posibilita.

Esta sección, dedicada a Mindfulness, ha constituido, también, una exposición de las drogas enfocado hacia la adicción por sus consecuencias nefastas, señalando también de pasada, el uso terapéutico de alguna de ellas. Con respecto al grupo de los cannabinoides, dedicaré más extensión a los efectos terapéuticos, ya que es un campo que, en la actualidad, está inserto en la investigación.

De todas maneras, es importante incidir en el hecho de que incluso en esta faceta, digamos farmacológica, de este grupo de sustancias, hemos de estar alertas para no incurrir en la adicción.

Me gustaría comentaros algo que me ocurrió hace un año cuando fui a visitar a uno de mis hijos a Canadá.

Coincidimos en una fiesta con un amigo enfermero que trabaja en adicciones en un hospital de Toronto. Cuando le pregunte las técnicas psicoterapéuticas que utilizaban en el mismo, me comentó que el programa de Jon Kabat-Zinn de Mindfulness, coincidencia que nos hizo sentir próximos, tras lo cual y continuando nuestra charla me atreví a preguntarle cual era tipo de adicciones más común que trabajan, y para mi sorpresa me respondió que era la desintoxicación de medicamentos.

He querido contar esta anécdota  porque  mientras, al menos en España, las adicciones a medicamentos  per se (que existe y más ampliamente de lo que suponemos) no son tratadas en centros de desintoxicación general (si en clínicas privadas), es decir, a una persona enganchada a medicamentos no le consideramos adicto públicamente, en Canadá, concretamente en Toronto,  este es un tema que preocupa y es tratado dentro del campo de las adicciones químicas.

Con ello, la importancia de tomar estos con el debido control, receta médica, y siguiendo siempre las dosis recomendadas, es lo que pretendo trasladaros.

Hay más drogas, pero creo haber citado las que causan mayor estrago en quienes las consumen.

Abordo ahora el grupo de los cannabinoides en su faceta terapéutica.

Una vez introducidos estos párrafos que me hacen sentir más cercana a vosotros, vamos a tomar contacto con algunos de los conceptos que nos permitirán comprender el funcionamiento terapéutico de este grupo (los cannabinoides).



Hace unas décadas, un cúmulo de observaciones experimentales permitió llegar a la conclusión de que muchos de los efectos conductuales de los cannabinoides podían estar mediados por la interacción de estos compuestos con un sitio receptor del cerebro. Ese receptor se identificó y se denominó receptor central o CB1.
Posteriormente, se identificó otro receptor periférico al que se llamó CB2 y que participaría en los efectos de los cannabinoides sobre el sistema inmune.
La existencia del receptor central de cannabinoides condujo al descubrimiento posterior de ligandos endógenos (mirar post XXVIII de esta misma línea), igual que cuando se descubrió que la morfina tenía receptores cerebrales.

Estos dos receptores de membrana (CB1 y CB2) a los que se unen al menos cuatro tipos de ligandos endógenos, denominados endocannabinoides, y que producen una distribución determinada en el cerebro explica muchos de los efectos de los cannabinoides sobre el sistema motor y sobre las capacidades cognitivas y perceptiva.

Las propiedades reforzantes positivas (y negativas) de los cannabinoides pueden estimarse mediante diversos modelos animales, pero los más contrastados y considerados mejores paradigmas experimentales son los cuatro siguientes:

-Autoestimulación eléctrica intracraneal de drogas, lo cual quiere decir que el THC es una sustancia que funciona como un reforzador positivo

-El paradigma del condicionamiento preferencial al sitio y que produce una preferencia por el lugar de forma dosis-dependiente y comparable a la de dosis bajas de cocaína, morfina y comida en animales.

-El paradigma de la discriminación de drogas, se ha comprobado que solamente ciertos compuestos bicíclicos y los aminoalquilindoles sustituyen por THC, lo que significa que los efectos subjetivos que sienten los animales cuando tienen esta sustancia en su cuerpo son muy similares.

Los resultados  obtenidos con THC en los tres modelos animales citados más arriba parecen sugerir que la administración de THC produce efectos como reforzadores positivos.



 Sin embargo,  a través del  un cuarto paradigma, el de la autoadministración intravenosa de droga,(que es el mejor modelo para evaluar directamente los efectos de las drogas como reforzadores positivos) se comprobó que el THC no es autoadministrado intravenosamente por animales de laboratorio (hecho que ha sido replicado por diversos grupos), lo cual parece indicar que el THC funciona como un reforzador débil.

Ello puede explicar que el consumo de THC no produzca una dependencia severa y que la retirada de la droga, en general, no conlleve estados muy adversos, lo que hace que en la mayoría de los casos los sujetos puedan abandonar el consumo sin precisar tratamiento farmacológico.

En general podemos decir que el sistema endocannabinoide desempeña un papel modulador en diferentes procesos fisiológicos, principalmente en el cerebro pero también en el sistema cardiovascular y,  como he comentado en un párrafo anterior, en el sistema inmunes,   y de forma menos clara, a nivel del metabolismo energético y a nivel endocrino.

Debido al avance en el conocimiento de los diferentes elementos implicados en el funcionamiento  del sistema endocannabinoides, los cuales como hemos indicado, desempeñan un papel notable durante el desarrollo cerebral, participando en la regulación de la actividad motora, del aprendizaje y la memoria, se está produciendo también un avance en la farmacología de estas sustancias, especialmente en lo que se refiere al diseño de moléculas más selectivas y con mayor potencia farmacológica.

Existen, en algunos casos, evidencia clínica de que estas nuevas moléculas pueden ser de utilidad en el tratamiento de algunas enfermedades. A continuación indico alguno de su posible uso terapéutico:

-Para el tratamiento del dolor crónico los cannabinoides son buenos analgésicos debido a la presencia de receptores CB1 en las regiones que participan en el nocicepción[1], existiendo  además una intensa interacción entre la transmisión endocannabinoide y la opiodérgica por su demostrado efecto sinérgico, lo cual ha llevado a sugerir que los cannabinoides podrían ser utilizados para reducir las dosis de morfina en tratamientos de dolor crónico, sin disminución del efecto analgésico pero con una notable reducción del potencial adictivo del opiáceo.

-Cáncer y SIDA: gracias a su efecto antiemético[2] y su capacidad de incrementar el apetito, los cannabinoides se están utilizando para reducir la nausea y el vómito en pacientes con cáncer que son tratados con antineoplásicos, o para reducir la caquexia[3] en pacientes con SIDA que mantienen de forma crónica tratamientos con compuestos antirretrovirales (Pertwee, 2002). Ambos efectos parece que tienen que ver con la activación de receptores CB1 presentes en regiones cerebrales, que participan en el control de la emesis[4] y el apetito.


-En la esclerosis múltiple (enfermedad neurológica de origen autoinmune y en la que están implicados tanto los receptores CB1 como CB2) se han desarrollado algunos ensayos clínicos que pretendían explicar  los efectos beneficioso de los cannabinoides sobre algunos de los síntomas de la enfermedad, como la espasticidad, en pacientes que se automedicaban con cannabis (Pertwee, 2002). También existen numerosos estudios con modelos animales de la enfermedad en los cuales se ha demostrado como los cannabinoides producen una notable reducción de los signos clínicos.

-En el Glaucoma los receptores CB1 y CB2 se expresan en la retina. Los cannabinoides a través de la activación de estos receptores son capaces de reducir el incremento de la presión intraocular que se produce en el glaucoma y que puede conducir a ceguera (Jarvinen et al., 2002).

- Hay una elevada densidad de receptores CB1 en los ganglios basales y en el cerebelo, de acuerdo con el importante papel que el sistema endocannabinoide parece jugar en el control del movimiento (Fernández-Ruiz  et al, 2000, Romero et al., 2002), lo cual tiene bastante importancia en la coordinación motora, dando pie a sugerir un efecto beneficioso de los agonistas directos o indirectos de los receptores CB1 en las enfermedades que se caracterizan por hiperkinesia como el corea de Huntington y el síndrome de Gilles de la Tourette. Los antagonistas de los receptores CB1 podrían ser útiles como coadyuvantes en el tratamiento de síndromes hipoquinéticos como la enfermedad de Parkinson.

-Dependencia a otras drogas de abuso. En los últimos años se han publicado numerosos estudios que apoyan la idea de que el sistema endocannabinoide representa un nuevo candidato en el control de las propiedades reforzantes de las drogas, desarrollándose  estrategias terapéuticas en el campo de las adicciones basadas en la manipulación de este sistema endocannabinoide, en  particular, el fármaco más prometedor en este campo es el Rimonabant (SR 141716), antagonista selectivo del receptor CB1, que ya está siendo estudiado en ensayos clínicos para el tratamiento de la abstinencia a nicotina (Maldonado et al., 2006)
El sistema endocannabinoides juega un papel modulador importante en el refuerzo y las propiedades adictivas de las drogas de abuso, incluidas cocaína, heroína, alcohol, nicotina y, por supuesto, cannabinoides.
Hasta la próxima semana.






[1] Proceso neural mediante el que se codifican y procesan los estímulos potencialmente dañinos
[2] Normalmente referido a fármacos que impiden el vómito (emesis) o la nausea. Se usan normalmente para tratar cinetosis y los efectos secundarios de los analgésicos opioides, de los anestésicos generales y de la quimioterapia dirigida al cáncer.
[3] Estado de extrema desnutrición, atrofia muscular, fatiga, debilidad y anorexia en personas que no están tratando de perder peso activamente.
[4] Vómito.

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