MINDFULNESS LXXVIII. LA CIENCIA DEL DHARMA

LA CIENCIA DEL DHARMA
Por Beatriz Santos Dieguez

Trata a los demás como querrías que te trataran a ti.
(Regla o Ley de Oro que se encuentra prácticamente  en todas las culturas, religiones y filosofías)


Esta Regla de Oro preconiza una dinámica de relaciones intersubjetivas (aquello que sucede entre dos o más personas) basada en el sentido común y en el principio de la no agresión.
La Ciencia procedente del Dharma es una de las corrientes epistemológicas en las que se apoya Mindfulness. Procede de doctrinas y religiones de origen indio como el Budismo, el hinduismo, el jainismo y el sijismo, pero es todo un tratado del “sentido común”, y de la  “observación  y respeto a  la naturaleza y hacia nosotros mismos”.
En estas religiones  o enseñanzas se insta  a sus creyentes seguir los conceptos del Dharma y del Karma, tanto para mejorar su vida, como para mejorar la vida de los demás.
El Budismo (la más conocida de las doctrinas del Dharma en occidente), más que una religión  es un camino de enseñanzas prácticas, no emite juicios morales, y su seguimiento invoca a aquel que libremente y sin coacción de ningún tipo quiere seguirle, dejando a merced del sujeto o los sujetos  en cuestión, el mantener  o no sus principios.


La profundidad de sus enseñanzas, lejos de basarse en una autoridad impuesta por un ser superior que nos vigila y castiga cuando no cumplimos sus leyes, aboga por un respeto profundo a la naturaleza, a  todos los seres humanos como iguales, a nosotros mismos como seres individuales y únicos, y a todas las criaturas que existen  sobre la tierra.
Su práctica en la vida diaria señala que cuando tenemos  dificultades, la orientación aconsejable es buscar dentro de nosotros para tratar de encontrar el origen y, una vez que lo identificamos, tratamos de cambiar la situación desde adentro. Amerita de un discernimiento  profundo y de un seguimiento cuidadoso y compasivo, que nos permita compatibilizar las dos tendencias, en apariencia incompatibles,  que cohabitan en nosotros, los seres humanos:

Por una parte,  acudimos en busca de alguien o  algo (ya sea un especialista, principios, leyes, mandamientos; en definitiva: ayuda) que nos atenué el dolor y el sufrimiento que algunas de las circunstancias de la vida diaria trae consigo, queriendo simplemente liberarnos de ellos,  y de la infelicidad que estos nos produce.
Por otra, la mayoría de nosotros tendemos a culpar a los otros, al mundo y a las circunstancias de nuestros problemas.
La ayuda solemos buscarla en momentos de dolor intenso en los que la confusión es la que domina, por lo que en muchas ocasiones, la realidad es tan insoportable que tendemos a apartarnos de ella, apareciendo los desequilibrios tan conocidos en nuestra sociedad.

La base fundamental de la  Ciencia del Dharma propugna lo siguiente:

La causa principal,  la causa más profunda de nuestros problemas está dentro de nosotros mismos, en nuestras actitudes, sin negar la importancia que las causas externas juegan en nuestra experiencia de vida.

Este principio está íntimamente ligado a corrientes psicológicas como el Psicoanálisis, que con aportaciones tan valiosas como el Subconsciente nos muestra, que solo indagando dentro de nosotros encontraremos la causa de nuestros problemas, y como consecuencia podremos ir a la búsqueda de la solución o soluciones apropiadas  para cada uno.

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