MISCELÁNEO XIX. RECURSOS

RECURSOS
Por Beatriz Santos dieguez

A la luz de la crisis global actual,  parece que la capacidad de supervivencia humana   en  el mejor de los casos es cuestionable.
(Bruce H. Lipton y Steve Bhaerman de su libro La Biología de la Transformación)
  

La supervivencia, entre otras cosas, requiere Energía.
La pérdida de energía en los organismos origina debilidad, enfermedad y muerte.
En nuestras sociedades actuales occidentales  cada vez se requiere más energía para mantener la vida.
A diferencia de los seres humanos, todos los demás organismos demuestran ser modelos de conservación energética y eficiencia.
 Esta afirmación está basada en que los organismos que no han conseguido organizar de forma adecuada sus reservas energéticas se han extinguido.
Hasta la evolución  de los seres humanos los organismos dependían de los recursos renovables para vivir.

 Los humanos alteramos el equilibrio y armonía de la biosfera al evolucionar hacia una civilización basada en la tecnología en la que la supervivencia depende de la extracción de recursos no renovables del planeta.
 Esta situación en la que la supervivencia de la sociedad está vinculada a los recursos medioambientales externos, cada vez más escaso (como es el caso del petróleo, por ejemplo), ha minado nuestra energía interna y comprometido el futuro de la humanidad.
El índice de Supervivencia nos recuerda que estamos dormidos, somos ineficaces y consumimos demasiada energía en gastos de crecimiento y protección innecesarios e injustificados.
La civilización humana respecto al factor eficiencia recibe la menor puntuación de todos los seres vivos de la tierra. Muchas de nuestras  culturas occidentales  están dejando en la biosfera  una descomunal huella en lo que se refiere a los costes planetarios que supone mantener su existencia.
La contaminación indiscriminada de los océanos, lagos y ríos de la tierra, y el posterior pago de una suma exorbitante por botellas de agua supuestamente limpia es el mayor fracaso de la ineficacia humana.
El Factor Protección influye de manera directa en la categoría de Recursos y en la eficiencia de la ecuación.

El hecho de que hayamos gastado  billones de dólares, euros y otras monedas a expensas de la energía y los recursos medioambientales en la compleja industria  militar para luchar contra otros es el más infame ejemplo de la ineficiencia que la biosfera haya presenciado jamás.
 La humanidad no sobrevivirá si continúa desperdiciando gente, dinero y recursos en algo que solo lleva a la autodestrucción.
Si queremos sobrevivir, debemos reducir nuestros gastos de protección, empezar a utilizar recursos renovables, volvernos mucho más eficientes y despertarnos de una vez por todas.
El proceso de autosanación que supone cambiar nuestras armas por artilugios más eficaces comienza con la concienciación.

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