MISCELÁNEO XIV. PENSAMIENTOS, CREENCIAS Y MINDFULNESS

Pensamientos, Creencias y Mindfulness

Por Beatriz Santos Dieguez

Pensar implica, principalmente, crear con los pensamientos una infinidad de representaciones e imágenes que nos permiten actuar con la realidad, nuestra realidad.

Siempre articulamos nuestra Percepción de la Realidad mediante una combinación personal de la información que nos entregan los pensamientos.
Cuando pensamos nos centramos en unos aspectos y descartamos otros. Por ello, aunque los pensamientos se generan con la misma fuerza de la vida (por nuestra mente pasan diariamente entre 50.000 y 70.000 pensamientos) hemos de ser conscientes que estos pensamientos que se originan en nosotros son ideas, recuerdos, expectativas, valores…
A estas ideas, recuerdos, expectativas, valores… le damos valor de realidad, cuando en verdad son la interpretación que hacemos de ella.

¿Pueden ser campanas unas encima de otras?
Posiblemente la pregunta que en estos momentos ronda nuestra mente es: Si los pensamientos no son la realidad ¿por qué nos hacen sufrir?
Simple y llanamente porque los CREEMOS.
Creemos porque tenemos Creencias.
Y… así vivimos nuestra vida, en función de los pensamientos (que a su vez están en función de nuestras creencias) y del malestar o bienestar que nos generan.
La mayoría del tiempo no estamos atentos al proceso de pensar por lo que nos parece que lo que  pensamos (Juzgamos, observamos, evaluamos, imaginamos etc.) corresponde exactamente a la realidad externa y no al producto de nuestro pensar.
Las Creencias (cuando son limitantes) nos mantienen amarrados a ellas y nos impiden vivir la vida que realmente queremos porque actúan a modo de piloto automático mediante el moldeado de nuestros pensamientos.
En la medida en que comenzamos a ser conscientes[1]  de nuestros pensamientos, el piloto automático empieza a desconectarse y nuestras creencias limitantes y disfuncionales comienzan a revertir.
Una manera de ir adquiriendo esta Consciencia es mediante la meditación.

En la Meditación Mindfulness vamos a ir consiguiendo poco a poco, y mediante la práctica continuada,  conciencia clara de la acción de pensar, y de la acción de sentir que esos pensamientos nos causan.
Recordemos que cuando meditamos somos Observadores Neutrales  de las emociones, los sentimientos, las sensaciones físicas y de los pensamientos. Recordemos también que Mindfulness no hace hincapié en cambiar las pautas de pensamiento sino que lo que se modifica es la forma de relacionarnos con esas pautas de pensamientos.
Con Mindfulness vamos agudizando nuestra atención  para ir detectando lo pequeño, lo sutil,  de los pensamientos, lo que va a permitir que comencemos a soltar nuestras creencias limitantes, disfuncionales y pasemos a percibir de manera más funcional y positiva.
Esto, a su vez va a contribuir positivamente en nuestra vida, permitiendo que afloren de manera canalizada nuestras sensaciones, emociones y estados de ánimo mediante la toma de conciencia de nuestros pensamientos y el darnos cuenta de la conexión que existe entre ellos y nuestras decisiones.
Ser Consciente es necesario, es el primer paso (pero no el único) para llegar a las creencias alojadas en el subconsciente.

A continuación os dejo, como vengo haciendo en los últimos post, un vídeo, con la intención de que  comiencen a aclararse algunos de los conceptos que vengo refiriendo en este sitio. En él, dando el valor del mismo al ponente, rindo tributo, a la vez, a un compañero y colega Luis Montoya, por una charla en la Biblioteca Pública de Ciudad Real,  realizada hace un año, en la que sin referirse concretamente a Mindfulness nos deleitó con el tema de los filtros mentales.






[1] “Ser consciente” en este contexto está referido al “darme cuenta” (no a la mente consciente de la que hable detenidamente en el Post VI de esta misma línea Misceláneo)

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