Línea Psicodinámica XII. El apego en el psicoanálisis

LÍNEA PSICODINÁMICA XII: EL APEGO EN EL PSICOANÁLISIS
Por Beatriz Santos Dieguez

Venimos trenzando una línea que a su vez se enlaza con otras, pero cuyo objetivo es siempre el ser humano, su comprensión tanto desde la normalidad como desde la (psico) patología.

Indiscutiblemente, es el paliar el sufrimiento lo que pretendemos traducir  aquí a través de la comprensión y el recorrido que estamos haciendo por diferentes corrientes.

Paliar el sufrimiento humano, desde cualquier vertiente, para engrandecer (al ser humano) a través de su propio conocimiento y del encuentro con sus recursos, guardados en la caja de caudales de su inconsciente perdido en los tiempos y cuyo reencuentro le va a permitir estar en armonía consigo mismo y con los demás.

Vamos avanzando y retrocediendo, como en la vida misma, pero siempre mirando el horizonte que nos permite seguir sin perdernos demasiado por los recovecos que el camino nos muestra.
Así funcionan las terapias, la linealidad es el camino más recto pero no el más acertado. El ser humano siempre se está construyendo, en cada momento, en cada acción y así va creciendo, mirando a todos sitios para no perderse demasiado, pero perdiéndose,  de vez en cuando, para encontrarse, o al menos tratarlo. Es la manera de crecer, tanto física como emocionalmente.

El Psicoanálisis ha tenido un origen, del que venimos hablando, pero es su continuidad, con sus vaivenes correspondientes lo que le hace grande y válido. Freud nos lo puso en bandeja y después, todos los que han ido viniendo y están (también los que estarán) han ido añadiendo (y añadirán) su actualización, con los conflictos propios de toda evolución.

Comenzamos con La Teoría del Apego al iniciar (esta) la línea Psicodinámica, tal vez por la cercanía al ser humanoen mantillas”, pero esta Teoría ha estado a punto de desprenderse por completo de sus raíces psicoanalíticas  a pesar de que Bowlby era un psicoanalista formado en el marco de la sociedad Psicoanalítica Británica y de que  sus ideas han sido extensivas y preponderantemente recomendadas y desarrolladas por  investigadores del diversas partes del mundo y de ser el apego un campo de investigación empírica donde se han realizado grandes avances.

Es en las últimas décadas  cuando la Teoría del Apego comienza a tener un reconocimiento debido a las relaciones conceptuales de Bowlby con la Escuela británica de las Relaciones Objétales  (específicamente con Fairbairn y Winnicott) y la teoría de Sullivan de la Psiquiatría interpersonal.

La Teoría del Apego es una teoría intersubjetiva, inscrita dentro de una teoría general de la intersubjetividad: la naturaleza interpersonal del desarrollo humano y de los mecanismos por los cuales los infantes derivan un sentido de sí mismos a partir de su relación con los demás. Esto  ha sido puesto de relieve por algunos desarrollos teóricos recientes y es desde este punto de partida desde el cual Mario Marrone y todo un cuerpo de colaboradores tratan de ubicar a la teoría del apego a través de la publicación de su libro Apego y motivación. Una lectura psicoanalítica[1].

Aunque hasta este momento se habían realizado ensayos del acercamiento del apego al psicoanálisis, frecuentemente estos se han realizado mezclando conceptos de la teoría del apego con postulados tomados de escuelas de pensamiento psicoanalítico incompatibles. Muchas de las ideas sobre el trabajo clínico formuladas por Bowlby, como por ejemplo la importancia de la reconstrucción histórica durante el análisis, no son a menudo retomadas  o siquiera discutidas.

Bowlby ofreció una alternativa
 tanto a  la idea Freudiana de la primacía de la sexualidad durante la vida psicológica como al pensamiento Kleiniano (que ha sido una de las muchas escuelas de psicoanálisis que marcó una tendencia importante en la comunidad psicoanalítica británica)  cuyo énfasis recae sobre el mundo interno y en las definiciones de la fantasía inconsciente como componente primario de la vida psíquica, poniendo énfasis en el rol de la experiencia real del individuo en su contexto interpersonal durante el desarrollo temprano, oponiéndose también a la idea de que la agresión y las destructividades innatas caracterizaban a las tendencias del reciente nacido, optando por una perspectiva de acuerdo a la cual ciertos trastornos del apego, a menudo transmitidos de una generación a la otra, eran los responsables de las tendencias destructivas.

Las tendencias innatas del infante propuestas por Klein involucran una estructura subjetiva  compleja, incluyendo una vuelta contra sí mismo (la destructividad que toma al propio sujeto como objeto), lo cual necesariamente involucra una experiencia de desarrollo del sí mismo y de la relación con el otro de excesiva sofisticación. Este proceso así visto, salta etapas en el desarrollo cognitivo del niño y no coincide con los hallazgos científicos más modernos del desarrollo infantil.

Algunas ideas contemporáneas kleinianas o post-kleinianas han modificado este modelo del desarrollo temprano, dejando más lugar a la aceptación del rol de los factores interpersonales en el desarrollo temprano. Sin embargo, a pesar de esta nueva apertura, aún existen diferencias entre los aspectos claves de la teoría del apego y del pensamiento Kleiniano.

Y aunque ha habido otras teorías del desarrollo en el psicoanálisis  con grados variables de adhesión a la teoría freudiana  de los instintos,  como las elaboradas por Anna Freud, Margaret Mahler o  Eric Erickson, entre otros,  Bowlby comprendió que resultaba necesario un nuevo modelo del desarrollo evolutivo.

Bowlby formuló el concepto de vías de desarrollo que congenia con el anclaje de la teoría del apego en la biología moderna. La idea principal es que el desarrollo temprano es el resultado de una interacción entre la maduración del potencial neurobiológico del individuo y las experiencias concretas de este individuo durante su historia de apego personal. Si las condiciones del medio (a saber, las provisiones de sus cuidadores) son lo suficientemente propicias, es probable que el potencial neurobiológico del individuo siga un camino óptimo.

Pero estas innovaciones y propuestas de Bowlby, distintas a las corrientes imperantes, cuestiona ciertos puntos de vista del psicoanálisis de la época,  lo cual es puesto de relieve por autores como Joan Riviere,  quien manifestó explícitamente que el psicoanálisis no se debe interesar por el mundo real o por la adaptación del adulto a este; se debe interesar principalmente por las fantasías de la mente de los niños.

Es sin embargo, el transcurrir del tiempo y la revisión y paso a través de la Historia Psicoanalítica, la que comienza a dejar cauces por los que fluyen teorías que, en principio, pueden verse como incompatibles.

La Teoría Analítico Vincular desciende, podríamos pensar, verticalmente, del pensamiento Kleiniano, pero cubre, en su constitución, desarrollo y aplicación esas etapas del desarrollo infantil que el pensamiento Kleiniano dejó en el limbo. Es la etapa confusa (parte y sede, a su vez, del desarrollo evolutivo, pero que encierra también una patología propia que quedaba incompleta) que se encuentra en medio de la esquizo-paranoide y la depresiva de Melanie Klein la que de alguna manera permite el nexo de unión, junto al vínculo, con la Teoría del apego.

POST CRONOLÓGICOS SOBRE LA LÍNEA TEMÁTICA:




[1] Publicado por Psimática

Comentarios

  1. Excelente artículo, Beatriz, enhorabuena. Y gracias por difundir la obra de Mario Marrone. Un saludo muy cordial.

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