Línea Psicodinámica XI: La teoría del apego. Un paradigma coherente

Línea psicodinámica XI: La teoría del Apego. 
Un paradigma coherente


Por Beatriz Santos



La Teoría del apego es un paradigma coherente con múltiples aplicaciones y, que además posee una cierta capacidad para la flexibilidad.
Como Paradigma Psicoanalítico, la Teoría del Apego combina coherencia con flexibilidad. En otras palabras, la teoría del apego tiene un alto grado de ligazón y estabilidad internas, siendo a la vez capaz de cambiar y actualizar algunos de sus postulados a la luz de nuevas ideas y descubrimientos.
Bowlby pensaba que una ciencia se define por el objeto de estudio y no por un método particular de investigación (recibía favorablemente las contribuciones realizadas por la investigación empírica, tanto desde el campo de la psicología del desarrollo evolutivo como desde la teoría y la práctica psicoanalítica, así como  también de aquellas obtenidas por medio del intercambio con otras disciplinas).

En debates epistemológicos, el psicoanálisis  ha sido conceptualizado desde una posición dual simplista (bien como una disciplina hermenéutica que no puede tener pretensiones de  saber científico, bien como una ciencia que describe una singular realidad subyacente) que comenzó a ser cuestionada por Kuhn (1962) en su investigación sobre las ciencias naturales.
Kuhn demostró que la ciencia no observa el mundo natural tal cual es para luego representarlo fielmente a través de sus conceptos técnicos. La ciencia no es independiente del lenguaje, todo lo contrario, los lenguajes median los conocimientos.
Thomas S. Kukn
 Dentro de la Filosofía de la Ciencia, la posición realista acepta que el lenguaje provee el marco conceptual a la práctica científica, pero a su vez los conceptos  guardan relación con la realidad exterior.
La posición discursiva cuestiona los planteamientos realistas: la realidad resulta definida por el paradigma y éste tiene efectos reales, porque esa realidad compartida organiza la percepción y el comportamiento.
El paradigma funciona dentro del sistema  de la lengua y,  por lo tanto,  no existe la posibilidad de desvincularse de él. Desde este punto de vista, el paradigma crea la realidad y son  los cambios de esta realidad paradigmática los que toman prioridad.
Cualquiera que sea nuestra posición no podemos ignorar los paradigmas. Lo que podemos hacer es tomar conciencia de su existencia, tomarlos dentro de su contexto y estar abiertos a la posibilidad de revisarlos.
La Teoría del Apego se apoya constantemente en los descubrimientos alcanzados a partir de la investigación empírica, lo que como escuela psicológica le confiere una cualidad distintiva, que no comparte con ninguna otra.  Bowlby promovía activamente que los principios psicoanalíticos se basasen en descubrimientos obtenidos a través de la investigación empírica, en parte porque estaba profundamente insatisfecho con la manera  en que muchos psicoanalistas han creado teoría en pasado (pensaba que muchos autores tendían a formular sus ideas como principios axiomáticos sin detenerse a sustanciarlas). También vio la necesidad de complementar los descubrimientos derivados de la observación clínica con datos obtenidos a través del estudio de muestras representativas de la población general. Creía, además, que los relatos retrospectivos del desarrollo deben ser comparados y correlacionados con estudios prospectivos y longitudinales.
Bowlby realizó una distinción entre la ciencia de la psicología psicoanalítica y el arte de la terapia psicoanalítica. Pensaba que la práctica de la terapia psicoanalítica es un arte que debe estar informado por una ciencia, la ciencia del psicoanálisis.
Como todos sabemos, tradicionalmente, el psicoanálisis como cuerpo de conocimiento, ha sido construido sobre la base de observaciones clínicas.
Muchos psicoanalistas han sacado conclusiones sobre el desarrollo temprano realizando inferencias a partir del estudio de niños mayores con ciertos trastornos y de adultos en un espacio terapéutico. Esto ha resultado, entre otras cosas, en la descripción universal de las fases del desarrollo temprano con un lenguaje tomado de la psicopatología, lo cual, en términos de la psicología del desarrollo, es una aberración.
Esta manera de acceder a datos puede llevar a distorsiones. Por ejemplo, como acabamos de señalar, se encuentra restringida al estudio de poblaciones clínicas y excluye muestras más amplias.
En oposición a este enfoque la Teoría del Apego depende de la demostrabilidad, de la fiabilidad de los instrumentos de investigación, de la evidencia empírica y del uso adecuado del lenguaje para explicar y definir los fenómenos psicosociales y del desarrollo evolutivo.
La Teoría del Apego también tiene la capacidad de encontrar maneras de lograr una complementariedad mutua con otras escuelas de psicoanálisis relacional, del psicoanálisis británico independiente, el grupo-análisis,  etc.
Pero una de sus características más distintivas es que, a diferencia de muchas otras escuelas del pensamiento psicoanalítico, puede ser aplicada directamente a diferentes formas de psicoterapia como así también a la investigación sociológica y el desarrollo, a la psiquiatría general, a la promoción de la salud mental, al trabajo social, a la política y a las políticas sociales, a los estudios organizacionales, etc.
 No hay ningún otro movimiento psicoanalítico que haya logrado participar en el desarrollo de otras escuelas de psicoterapia como la terapia cognitivo-conductual, la terapia sistémica y el psicodrama. Desde luego, las así llamadas terapias corporales y energéticas, actualmente emergentes (de las cuales hay varios modelos en boga), utilizan conceptos derivados de las neurociencias y de la teoría del trauma (compatible con la teoría del apego).
De esta manera, la Teoría del Apego inauguró una tendencia bien establecida en el psicoanálisis contemporáneo.
Sin embargo esto no fue bien recibido por todos los analistas, como es el caso de André Green (2000) quien creía que el importar ideas de otras disciplinas, como la biología o la psicología evolutiva, es una seria amenaza a la identidad del psicoanálisis.

Bowlby siempre pretendió anclar al psicoanálisis en la biología, de la misma manera que lo hacía Freud, con la diferencia de que Freud basó sus ideas en la biología del siglo XIX, mientras que Bowlby insistía en que el psicoanálisis contemporáneo debía alinearse con los desarrollos actuales.

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